IV ESTACIÓN: JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE, MARÍA

Entre todas las personas que Jesús se encuentra recorriendo su camino hacia el Calvario hay una mirada única, diferente, llena de significado y ternura. Es la mirada de María, su madre.
Ella es la persona gracias a la cual el Hijo está en este mundo, ella le guio y le acompañó en cada paso temprano de su vida.
María, como muchas otras madres en la historia también es mártir, pues ella siente en carne propia lo que le va pasando a su hijo. Ella comenzó a vislumbrar la diferencia, la no adaptación a lo establecido, la dificultad para encontrar un lugar digno para su Hijo en este mundo desde que “el niño se perdió en el templo”.
Hoy María lo mira con el corazón partido, se han cumplido sus peores temores, y sin duda, está aguantando las lágrimas. Lágrimas que no se permite derramar para infundir a su hijo valor, palabras llenas de rabia y de odio que no se permite pronunciar para apaciguar el corazón del hijo. Más tarde, a solas, llorará y rabiará.

Hoy en día encontramos también a muchas de estas Marías; en Turquía o en Afganistán, contemplando cómo sus hijas son sometidas a leyes injustas que las anulan y ante las cuales no pueden sino doblegarse, pues entre los muchos castigos impuestos se encuentra hasta la lapidación pública.
Madres que ven a sus hijos partir en pos de otras fronteras, pues la alternativa es morir de hambre o violencia. Ellas saben lo que a los hijos les espera; vallas fortificadas, mares en barcos endebles y sobrecargados, las mafias y las mordidas...
Madres de niños y niñas raptados, quién sabe si destinados a ser soldados en la selva, piezas reemplazables en la guerra, quién sabe si violadas por los mandos superiores e intermedios.
Madres de niños y jóvenes enfermos dependientes sin recibir prestaciones para atenderlos dignamente, viendo cómo la existencia de estos niños se complica, cómo nadie atiende sus peticiones, sus gritos de sufrimiento.

Reconozcamos el valor de todas esas madres acompañando el dolor de los suyos, sintiéndolo como un dolor más grande que el propio. Madres cuya desesperación y lucha es contra el sistema. Marías intentando encajar los golpes de un mundo indiferente y desigual.

Inma Blanch, CVX Ignacio Ellacuría - Valencia